Cara y sello


Conversaciones con los Amaral

Olga y Jim Amaral se han hecho a un nombre internacional gracias a su arte. Ellos, casados hace 52 años, son una pareja que comparte su pasión por la estética y, como artistas, se preocupan por mantener su independencia creativa. Tal vez por eso tuvieron que pasar 25 años para que decidieran exponer parte de la obra de cada uno en un mismo lugar. Y esta excepción, aseguran, la hicieron porque “ya estamos añejos y es un buen momento para todo”.

El escenario para esta exposición es Galería La Cometa, un lugar bastante adecuado en el que la obra de ambos logra una armonía propia. Y es precisamente en este lugar donde la pareja recibe al periodista para dialogar acerca de la obra de cada uno y de lo que significa exponer juntos después de tanto tiempo.

“No nos consideramos una pareja de artistas casados. somos dos personas que han vivido toda la vida juntos, pero que han sabido diferenciar la vida familiar y la profesional”, asegura Olga, mientras camina por las instalaciones de la galería y observa de modo inquisidor la ubicación de sus luminosos telares y las corroídas esculturas de su esposo.

Ambos tienen ya cabello como de plata y parecen estar más allá del bien y el mal. Caminan la galería. Jim revisa la obra de Olga y ella hace lo suyo. Y si alguien se atreve a siquiera insinuar que sus obras son dependientes entre sí, ellos salen a la defensiva para hacer caer en la cuenta que no es cierto, que se han cuidado para evitar esto y que toda una vida de esposos no significa toda una vida de artistas subordinados entre sí.


Las texturas de Olga

La última vez que Olga Amaral expuso en Colombia fue hace diez años en la Galería Diners, hoy Casas Riegner. Esta paisa ha presentado sus obras en las principales ciudades de Europa con muy buena aceptación. Su tapicería aborda la luz y la oscuridad en una dinámica en la que el oro muestra su maravillosa fuerza ancestral. Ella se mantiene en lo suyo, que son los tejidos, para abarcar toda una inclinación estética en la que los tapices dorados y plateados aluden a la raíces, a lo memorial y a lo natural.

Las Obras de Olga de Amaral están presentes en el Museo Metropolitano de Nueva York (MOMA), el Museo de Arte Moderno de París, el Museo Nacional de Arte Moderno de Kioto, en Japón, y la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Museo de Arte Moderno (MAM), en Colombia. El artista Alex Mac Kenzie aseguró que “Olga de Amaral es sin duda una de las artistas más importantes del arte colombiano. Dentro del arte textil es lo que el maestro Fernando Botero en la pintura o el escritor Gabriel García Márquez en la literatura”.

Para esta muestra de La Cometa, la artista presentará una serie de piedras en bronce y doradas y algunos telares que brillan por cuenta propia.


El mitológico Jim


En la obra de Jim son recurrentes las figuras enigmáticas -semihumanas-, entes gigantescos que parecen llevar una gran verdad, pero que al final enfrentan al espectador a sí mismo en un acto juguetón e irónico que lo arrolla y enfrenta a un espectro real de nuevas formas estéticas.

Las figuras del artista se agitan de manera pendular entre lo irracional y lo racional dejando un halo crítico que indica el hombre es uno y todos. Es por eso que su personas nos hacen ver como unos bárbaros, quienes, simplemente, tienen nuevos juguetes tecnológicos, pero en lo esencial siguen siendo los mismos de hace siglos, hombres básicos que desaprovechan su cualidad de razonar y se dejan llevar por vanas emociones.


El banquete

Strata y Meridianos será el gran banquete del cual podrán disfrutar los amantes del arte. Sus obras los muestra en perspectiva y, aunque las técnicas de cada uno son completamente distintas y su diferencia estética es radicalmente opuesta hay más de un punto en el todo se hace común y entonces el espectador podrá percibir una singular poética que abordará la obra de Olga y de Jim.

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